googleec0300c30f0b2b44.html Indígena de la tierra.: septiembre 2014

viernes, 26 de septiembre de 2014

Pelirroja de ojos verdes.

Estás sentada en el borde del barranco esperando que me acerque a él y observe la belleza que no veo. No te entiendo cuando piensas y mucho menos cuando diluyes esas locuras en mi mente y esperas lentamente a que broten en mi como si fueran la fruta de un árbol prohibido. La verdad, pensé que en un Verano tan desastroso no podía ocurrir nada peor hasta que te conocí. Pelirroja, pelo corto y ojos verdes. Maldición venenosa, corrosiva e irritante cuantos tus labios besaban mis labios y tu piel tocaba mi piel. Cuando abría los ojos y me encontraba entre tu cabello, creía estar en un incendio y mi cuerpo en llamas no era mas que otra muestra de él: las sábanas jamás fueron tan innecesarias, el amor nunca fue tan explosivo, y unos ojos nunca fueron tan llamativos.

Pero ahora, que escribo esto sentado en la mesa donde tomábamos café, ahora cuando solo en una casa llena de muebles, en un bienestar indeseable, en un confort in-confortable en una mansión reducida a ceniza, ahora... me haces más falta que nunca.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Roma 2078.

Giraba dorada y lentamente la moneda en el aire gris poblado de tiempos antiguos. Su choque contra el agua no dio lugar a espectaculo pues trescientas monedas iguales y diferentes golpearon el agua en ese mismo momento, perturbando su tan esperada calma.
El río que caía en la fuente, aquel que nunca deja de correr, transportaba un agua cristalina del cual podias ver su fondo pero no podias tocarlo. Leyes viejas y muros legales separan las monedas de tu débil mano. Imposible beber de ella pues envenena tu alma de la codicia de los hombres y encarcela tu futuro.
La vida puede llegar a ser una rama estranguladora que aprieta pero que nunca ahoga manteniendo la agonía durante el resto de tu existencia. 

La antigua ciudad de Roma poblada ahora por Romanos,  pueblerinos, comerciantes, transeuntes, vagabundos,  prostitutas, carteristas y atracadrones que roban la niñez y el tiempo a jóvenes, que creen conocer lo que es el amor. Ladrones, les llaman a lo lejos, ladrones...

Al anochecer cuando la Luna brilla en lo alto de la fontana de trevi, plateada y con su corte celestial en el fondo negro, deja al descubierto la verdadera forma de sus almas; el verdadero transfondo de su ser. Esta gente que antes se hacían llamar emperadores ahora huyen y se esconden en la sombra de la montaña.

El ayer y el ahora que rodea la Roma que en un mal nombre la llamaron la de los enamorados ahora es sin duda la de los corrompidos, la de los abandonados y la de los presos.

Oh el ocaso de Roma se acerca a su fin, al igual que el Sol que dejá de brillar en lo más lejos de sus puertos, terminando en un haz que recorre el horizonte y que sólo prevé la oscuridad que viene después.

Buonasera, Italia.