googleec0300c30f0b2b44.html Indígena de la tierra.: Cuando el vacío se intenta llenar con palabras.

jueves, 9 de octubre de 2014

Cuando el vacío se intenta llenar con palabras.

La escritura, al igual que la vida, se nutre de momentos vividos y de sueños dormidos. Sentarse en un asiento y aislarse en un cuarto no va a provocar que de tu mente surja la mejor literatura, el mejor poema o incluso el mejor ensayo. Aunque podría salir algo interesante de esa experiencia,  ya que tu escritura no sería contaminada de ninguna de las vertientes literarias que han existido a lo largo de la historia, pero tampoco sería cumplimentada por ellas; sería una literatura seca, unísona, y que aunque fuera única, no sería perfecta.

Es necesario leer para escribir, escuchar para saber hablar y vivir para poder morir.

          A veces-lo reconozco- me siento abandonado por esta musa que en muy pocas ocasiones me acompaña. En esos momentos de abandono, no sé que será de mí cuando mis dedos dejen de hundir las letras y de formar las palabras que con tanto vacío intento que llenen este espacio. En esos momentos de desesperación, de frustración con tu misma persona, enfadado con tu propia alma y alejado de tu propia mente, en esos momentos te sientes solo y crees o imaginas que serás el único capaz de sacarte de este hoyo donde estás hundido. Aunque en realidad no es una persona la que consigue que abandones tal lugar, sino un objeto que preciado y abandonado llevas tiempo sin tocar ni mirar. No es sino el libro ese objeto repleto de hojas, vivo en su tiempo y ahora muerto y lleno de polvo esperando a que lo resucites cuando pronuncies las palabras de su torso. Ese objeto que perteneció a un ser vivo adaptado que llevaba al menos cien años observando como el mundo cambia y como el tiempo deteriora la mente de los hombres,  quien sino con tanta sabiduría podría describirte e instruirte para que alcanzaras tu mejor yo, para que pudieras ser al menos por un breve instante un aprendiz de escritor.

Y eso es lo que me considero después de mas de cinco años intentando llegar a serlo, todavía soy un aprendiz y me falta mucho por aprender y demasiado aún-dios me salve-de leer y de escuchar de las bocas sabias y de los labios que me enseñarán a llamar a los ángeles a mis escritos, que me permitirán ser el dueño de la llave de este laberinto.

"Se hace la oscuridad y por un segundo pienso en asir mi alma y dejar que la oscuridad me lleve con ella en mis manos, que me traspase y cruce de mi piel a mi alma, que esconda en ella su joya dorada, y que se alíe con la luz que difumina y pierde mis palabras buscadas y mis pensamientos perdidos."

Tan necesario como la oscuridad a la luz para poder ver.


No hay comentarios:

Publicar un comentario