googleec0300c30f0b2b44.html Indígena de la tierra.: La necesidad que siento en ti.

domingo, 26 de octubre de 2014

La necesidad que siento en ti.

 Ahora, que ya han pasado los años, ahora que ya me puedo considerar un conocido tuyo y que creo conocerte en tus venidas y en tus vaivenes aún en el día de hoy me sorprendes, renovándote, mejorándote, influyendo en la mente de todos y transportándote por el tiempo en la noche de los sueños. Se puede considerar que llevo contigo toda mi vida, pues digo-blasfemando mi existencia- que hasta que no te conocí no sabía lo que era realmente vivir. "Vidas hay muchas"-me dijeron continuamente-"No puedes creer que tu única vida es el sentido de todas las vidas, al menos no podes ser tan egoísta". ¿Qué es entonces mi vida sin ti? ¿Qué me diferencia al resto sino eres tú esa diferencia y esa conexión que me haces transmitir y esa seguridad que me das? He vivido ya esta vida mil y una veces, ya sé lo que me tiene que contestar y lo que le tengo que preguntar, he viajado ya por estas calles que aún me sorprenden y he sentido ya la lluvia que moja mi rostro y limpia mi mente. He sentido ya la fragancia de estas flores y he visto sus colores impregnando todos los campos e iluminando todos los ojos.

Escuche al amor de la palabra de Shakespeare, de la mano de Byron, aunque me enamoré pude comprender que no comprendía aún la poesía romántica y que aún me quedaba mucho para enfrentarme a ejércitos de tan prestigioso calibre. Como era de esperar perdí la batalla. Me levante de nuevo no sin antes no olvidar su nombre ni tampoco olvidar su historia más si quise olvidar sus versos y sonetos que tantas dudas me dieron en su lectura. Me fui hacia otro mares, pensé que igual la poesía era una guerra muy grande para una mente aún tan pequeña; viaje a las novelas, a la literatura prosana, la literatura de las grandes historias y de los grandes héroes modernos. Pero quede enamorado por su forma menos extensa, los cuentos. Conocí a un ingles de los altos orbes, que presumía de belleza y que amaba la vida como amaba al rostro del espejo: Oscar Wilde, que en su famosa novela El retrato de Dorian Gray me dejo sorprendido por la debilidad de la carne y las astucias que acomete un hombre por la belleza-menos mal que carezco de ella, así nunca temeré de pecar en tal grado-Me lo encontré de nuevo en sus cuentos y ya nunca mas le solté. Dude de mi moral y mi razonamiento en El país de los ciegos de H.G. Wells, pensé en ser Núñez que enamorado de Madina renunciaba a la vista que tanto amaba ¿No era acaso el amor ciego? Luego dude de mi existir y de mi voluntad a existir junto a dos autores que me enseñaron la mentira que es la verdad, Andreus Huxley y Ray Bradbury con sus dos novelas distópicas : Un mundo feliz y Fahrenheit 451.

Así fui creciendo, leyendo obras de novela, cuentos cortos y cuentos para niños, disfrutando de ellos tanto como no lo había hecho en mi juventud. Al paso que crecía en la literatura en mi interior iba menguando, convirtiéndome en un hombre cada vez mas simple y más sencillo, creyendo en imposibles y haciéndome ver el mundo de colores que no existen.

Entonces después de tanto caminar me encuentro aquí enfrente tuya, dulce dama. Me atrevo ya por fin a leerte y con orgullo afirmar que entiendo lo que dices, a poder ver los pétalos cristalinos de los que te formas y recoger el rocío en mi boca, para que con arrojo me atreva a nombrarte en mis labios para que pueda oírte en mi voz.

Te debo mi forma de pensar, las circunstancias que me rodean y el fin que alcanzo.

Gracias, literatura.

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